Mónica Ferrea, quien viaja mensualmente a Comodoro Rivadavia desde Buenos Aires para desarrollar tareas en el marco de un trabajo interdisciplinario junto al neuroortopedista infantil, José Turpin y la neuróloga, Alejandra Derico se refirió a la situación del servicio en el marco del aniversario del servicio de Interconsultas de Fundación Crecer.
Los profesionales del programa realizan el control y seguimiento de los niños y jóvenes que lo requieren. Por eso se trata de un servicio abierto a la comunidad y de repercusión en toda la región. Es una actividad que se complementa con ateneos interdisciplinarios con profesionales que brindan servicios a los programas de la fundación y con otros profesionales de la región; así como con becas de atención para casos de escasos recursos económicos y atención por reintegro en caso de contar con obra social.
NECESIDADES
Ferrea evaluó en forma "positiva" los años de trabajo en Comodoro "porque se logró concientizar a muchas personas sobre las necesidades de los niños con discapacidad, como se logró que las obras sociales den una buena respuesta y cobertura a sus necesidades, aunque seguimos luchando para que se cumplan con los derechos de los pacientes", señaló.
También indicó que el incremento de la demanda en una década demuestra la necesidad de contar con profesionales locales especializados. "No damos abasto con la demanda, a veces a pesar de los turnos se atienden urgencias, y tenemos chicos que tienen que esperar hasta dos meses o tres por su turno. Esto es una gran falencia porque queda demostrado que no es suficiente venir dos días al mes", subrayó.
DOS DIAS AL MES
Ferrea recordó que viaja junto a la neuróloga Derico, y juntas atienden en dos días a 100 niños. "El incremento poblacional en Comodoro impactó en la demanda, pero también porque se mejoró la detección temprana, más centrada en la prevención".
Apuntó que esta demanda es similar en todo el país, y que la mayoría de los neurólogos vive en Capital Federal, Rosario y Córdoba. Luego se registran otros profesionales, pero en menor número, dispersos en diferentes puntos del país.
"Otro problema que se presenta acá es la factibilidad de los estudios, si pido un estudio genético no se puede hacer acá, tengo que enviarlo a Bahía Blanca, otros los envío a Buenos Aires, o a Trelew. Esto también es una situación problemática porque es una lucha diaria que cualquier profesional tendría que llevar adelante si decidiera quedarse acá", afirmó Ferrea.
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