FAMILIARES, AMIGOS Y VECINOS RECORDARAN A TRUDI BHÖME QUE
CREO UN MUSEO EN SU CASA
Hace
75 años la familia Bhöme terminaba de desmontar un cerro y construir su casa, a
la vera de la hoy ruta 40, a pocos kilómetros de la comuna Facundo. Allí vivió
Gertudris Bhöme de Prieto, hasta mediados de febrero de este año. Viajeros,
vecinos, amigos y familiares la recordarán hoy en una gran celebración.
A
mediados de febrero de este año falleció la mujer que se dispuso atesorar
recuerdos en un museo, que aunque informal creció al punto de ocupar hoy toda
la casa. Su hija, Liliana Prieto, la ayudaba a organizar la gran fiesta
aniversario que finalmente se concretará hoy. “En un cuaderno tenía todo anotado,
incluso a quienes quería invitar a esta celebración”, contó ayer a Diario Patagónico.
El
acto oficial será a las 10 de la mañana. Para la ocasión se montó un escenario,
se izará la Bandera y cantará el Himno. También descubrirán una placa y los
presentes serán invitados a recorrer el museo que dejó de tener sólo un salón
para expandirse por toda la casa. Al mediodía se compartirá un asado popular, y
por la noche se cerrará con un baile.
EL
MUNDO
“Todo
en homenaje a mi mamá, y con la ayuda de mis hermanos, gente de Buenos Aires,
los vecinos de los campos. Todos colaboraron para recordarla a ella y su tarea.
Invitamos a autoridades pero no esperamos que vengan, la idea es compartir
entre quienes la conocieron”, indicó Liliana que se propuso seguir trabajando
para darle continuidad al museo. “Y que mi mamá sea reconocida por la tarea que
hizo. Lo que se pretende es que la casa sea declarada patrimonio histórico es
algo difícil, que lleva mucho tiempo y gestiones, algunos me dicen que no es
posible pero lo vamos a lograr”, comentó.
Es
que “Trudi” supo cosechar amigos de todas las épocas y puntos del mundo sin
moverse del paraje. Allí siempre había agua caliente, una cama mullida, y hasta
historias para escuchar con la compañía de un vino en damajuana cuando las
inclemencias del tiempo impedían seguir viaje.
El
museo está en una etapa de reacondicionamiento. Se despliega en la biblioteca,
la sala de originarios, el encuentro entre los originarios y los inmigrantes de
la zona, la sala de la familia, de los parroquianos, de la estafeta postal, la
sala de campo que se construirá en el galpón donde tendrá un lugar privilegiado
la camioneta de “Trudi”.
Para
el cierre del encuentro viajarán artistas de diferentes lugares de la zona, “gente
que cantó a Tamariscos y mi mamá”. Ayer ya comenzaban a llegar al lugar los
viajeros que no quisieron perderse este homenaje, como la ceramista Laura de la
Fuente ceramista, de Buenos Aires.
OTRA
VIDA
El
paraje está ubicado a 274 Km de Comodoro Rivadavia. Hace diez años “Trudi” recordaba que
"antes cuando el vehículo era el carro y los caminos malos la gente se
tenía que quedar sí o sí".
Además
las reuniones familiares en los campos vecinos eran frecuentes y el momento más
esperado. "Antes de acá para Sarmiento estaba ese boliche que está en la
subida, Los Manantiales, después más adelante que dice Las Pulgas, y también
había otros, en Nueva Lubeka, así que había cuatro boliches. Hoy hasta los
camiones son ligeros. Otro motivo es porque los campos se han despoblado. Antes
había muchos campos chicos y mucha gente. Antes en cada uno había una familia,
ahora no hay nada".
En
1996 comenzó a armar el museo compuesto por fotos, objetos, muebles y cartas
del pasado de la zona. "En todos lados me conocen y me traen cosas. Tenga
muchas fotos, pero el problema es que nadie sabe quiénes son. Yo junto todo lo
que me gusta, cosas que tienen mucho valor para nosotros, que sirven para
conocer nuestra historia. Comparo el tiempo de antes con el ahora y a veces
pienso que antes se vivía mejor. Yo tenía correo, surtidor de combustible y
ahora no tengo nada".
La
historia de Tamariscos y su zona está muy ligada al desarrollo del sector
productivo ganadero. Durante sus mejores épocas era el centro de provisión de
los campos de alrededor que hoy ya no son lo que eran.
La
historia de un árbol que resiste
“Trudi”
era una narradora incansable. Con mate en mano y sentada cerca de la cocina a leña
recordó que cuando sus padres construyeron la casa “primero dijeron ´El Oasis´
por ser un lugar en una inmensidad. Y después como el tamarisco es una planta
que es muy resistente a la sequía deliberaron mi papá, mi mamá, mis hermanos
más grandes y quedó Tamariscos. El nombre fue una decisión familiar, además
supuestamente había que plantar árboles. El tamarisco crece acá sin problemas,
es un árbol que se arraiga a estos climas", recordó hace 14 años.
Los
padres de “Trudi” fueron los primeros en poblar estas tierras, Kurt Böhme y
María Berhens, quienes un 18 de junio de 1938 dieron por iniciada una vida en
Tamariscos. Vivieron del pequeño hotel y la producción del campo, la venta de
ovejas y una quinta familiar. Para construir la casa debieron desmontar el
terreno a pico y pala. La obra de construcción de su hogar de adobe la
iniciaron en 1937. A pesar del tiempo transcurrido, la casa se mantiene firme
oficiando de hotel, bar, museo y casa de familia.
"Le
estoy escribiendo un diario a mamá para contar su vida y todo el trabajo que
realizó para poder vivir bien en un lugar como éste", comentó. Su padre
llegó de Alemania, su madre, también era de origen germano pero nacida en Punta
Arenas, Chile. Kurt Bhöme, trabajó en una empresa de explotación petrolera y
una estancia en Pico Salamanca en Chubut.
En
1923, Kurt decide dejar la empresa petrolera y regresar a Alemania, un año
después volvería y se casaría con María. La entonces ruta 270 marcó el destino
del emprendedor matrimonio, que hasta tuvo que traer el agua de Río Senguer,
ubicado a 170 kilómetros.
“Trudi” vivió prácticamente toda su vida en
Tamariscos. Cuando estaba en edad escolar estudió en Comodoro Rivadavia, en el
Colegio Alemán y en el María Auxiliadora. Regresó en 1946. Más tarde conoció a
Manuel Prieto Ruiz, con quien se casó. Manuel llegó de España en 1920, lo
trajeron un espíritu aventurero y la búsqueda de nuevos horizontes. Manuel y “Trudi”
tuvieron 7 hijos (4 varones y 3 mujeres). Vivieron un tiempo en Tamariscos y
luego se instalaron en Arroyito, una localidad cercana a Sarmiento para que los
chicos pudieran estudiar. Pero, para “Trudi” no había un mejor lugar que Tamariscos
y regresó. La casa amplia, y una gran cocina a leña fueron sus grandes
compañeras, ya que vivió sola durante muchos años después del fallecimiento de
su esposo en 1973.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario