Fragmento:
"Peronista, católico y periodista, Saavedra solía amenizar la prosa barroca de El Caudillo con textos pulidos sobre los vínculos entre religión y patria. Vecino histórico de Quilmes, Saavedra llegó a formar parte de la mesa chica de la política local, donde trabó relación con los ex intendentes Federico Scarabino y su antecesor, Aníbal Fernández. Como funcionario, fue director de Prensa del Concejo Deliberante y vocero del intendente Fernando Geronés. Como periodista escribió para El Sol de Quilmes y trabajó en una radio local. Como cristiano, legó una "Oración del Periodista" que rezaba: "Dame temple para defender la libertad que me confiaste en custodia y sabiduría para ejercerla responsablemente".
Sin más evidencias que su palabra, Simeoni asegura que la redacción de El Caudillo fue conducida por Saavedra, quien no podrá contradecirlo: Murió de cáncer el 31 de diciembre de 2005.
SIMEONI Y SAAVEDRA compartían las tardes apacibles de Quilmes, al igual que otros dos compañeros de redacción: Natalio Antonio Palazzo y Luis Cabré.
El primero conoció a Tarquini como militante barrial, pero en El Caudillo descubrió su afición por la escritura.
Entre sus compañeros, Palazzo era "Nino", un nacionalista sin fisuras que militaba en la temible CNU. La agrupación filo nazi, fundada en La Plata, había sacado chapa de violenta en 1971 con el crimen de la estudiante marplatense Silvia Filler, asesinada durante una asamblea estudiantil. Palazzo frecuentaba al líder de la agrupación, Patricio Fernández Rivero, y en junio de 1974 tuvo chance de mostrar su lealtad. El día 20, el Torino que transportaba a Fernández Rivero chocó cerca de Palermo. Palazzo mantuvo una larga vigilia en el Hospital Fernández para cuidar a su líder, a quien le fue amputado un brazo. Dos ocupantes del auto habían muerto en el accidente. Y otros dos, luego de que en el baúl del Torino se descubriera un arsenal, estaban presos: Hilda Disandro, novia de Fernández Rivero, y Pipi Pomares, indicado como compañero de patota del represor Carlos "El Indio" Castillo.
La dictadura recicló a los de CNU, y tras la experiencia de El Caudillo, Palazzo se transformó en un "hombre de prensa". En los '80, trabajó para la UOCRA y, más tarde, consiguió un puesto en el Servicio de Difusión Científica del Conicet. Reconvertido a la divulgación de temas científicos, produjo programas de cable sobre el rubro y alternó con la prensa institucional. En 2002, tras un breve paso en la oficina de prensa del Ministerio de Educación, Palazzo se mudó a la provincia de Chubut, donde hoy trabaja como responsable de comunicación del INTA en Trelew. "No, no, no. Eso pasó hace mucho. Si publicás eso, me hacés mierda", dijo, como toda respuesta, ante la consulta de Veintitrés".
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