EN EL PARLAMENTO SE ELABORO UN DOCUMENTO QUE SE PRESENTO EL LUNES ANTE LA JUSTICIA DE ESQUEL. EL RECONOCIMIENTO DE LA COMUNIDAD DARIA UN GIRO A LA CAUSA JUDICIAL QUE TIENEN CON BENETTON POR LA PROPIEDAD DEL PREDIO SANTA ROSA.
EL TEXTO
En 1º de octubre reunidos en Futa Trawum en el territorio de la Comunidad Mapuche Santa Rosa-Leleque, ante el desconocimiento de la ocupación tradicional de la Comunidad por parte de los jueces y de las autoridades del gobierno de la provincia de Chubut, los que firmamos esta acta, todos miembros del Pueblo Mapuche de la provincia de Chubut, reconocemos a la Comunidad Mapuche “Santa Rosa-Leleque”, integrante de este Pueblo Mapuche, como la ocupante del territorio ancestral Mapuche en el Santa Rosa-Leleque, lugar donde regresaron y recuperaron de manos de los que ilegítimamente se lo habían apropiado: la Compañía de Tierras inglesa primero y de los que ahora se lo quieren apropiar, los empresarios hermanos Benetton, dueños de la Compañía de Tierras del Sur Argentino.
Las familias Curiñanco y Nahuelquir descienden de la “gente de Ñancuche” (Ñancuche Nahuelquir) que extendían sus ocupación tradicional sobre el territorio de las manzanas (hoy Neuquén) hasta la actual zona de Cushamen. Rúa Nahuelquir integraba este grupo de familias. La ocupación fue interrumpida con las campañas militares genocidas del estado argentino, pero siempre este Pueblo se mantuvo unido. Se mantuvo el camaruco propio de los ancestros en la cordillera. Esta fue una época triste y difícil de contar incluso para los nietos de quienes la vivieron. Muchas familias fueron obligadas a dispersarse, a escapar por la cordillera, e incluso encerradas en campos de concentración con mal trato, las torturas, la soledad y asesinatos de los seres queridos.La gente de Ñancuche, entre quienes se encontraban las familia de los Nahueltripay y de los Yankaqueo, fueron confinados en los campos de detención de Chinchinales alrededor del año 1886. Después anduvieron por Comallo donde el grupo comenzó a reorganizarse y encontrarse con parte de sus familias. Aproximadamente en el año 1896 llegan a la zona de Cushamen y negocian con el estado la propiedad de las tierras de la Colonia para poder estar “bien, tranquilos y con nuestras familias”.
TODA UNA VIDA
En la primera asignación de lotes se encuentran las familias Nahuelquir, Yankaqueo y Nahueltripay, entre otras que tenían o compartían camarucos. Quedan además los espacios de reservas.Obtenido este espacio, las familias reciben a otras familias del sur y del norte, con las que tenían relaciones parentales o alianzas históricas, y a otras con las que habían compartido experiencias similares en esos años. Así llegan en esos primeros años las familias Rayel y Tureo (entre otras) que se alojarán en los parajes de Fofo Kawel, Leleque y Río Chico de la Colonia, pero ocupaban también, en forma colectiva, las reservas, entre ellas Santa Rosa.Así algunas de las familias “de Ñancuche” siguieron los vínculos que antes tenían en los camarucos y parlamentos.
En la Colonia Cushamen, durante las primeras décadas de su formación, se realizaban varios camarucos simultáneos, donde los distintos grupos familiares de la Colonia participaban.Las familias Nahuelquir y Curiñanco. Su ocupación en Santa Rosa. Miguel Ñancuche Nahuelquir escapaba del ejército nacional por la Cordillera de los Andes con su mujer Manuela Casimiro cuando escucharon el llanto de un bebé en un campamento militar que había sido abandonado poco tiempo antes que ellos llegaran allí. Éste era un hijo del cacique Ñancuche, quien lo había estando buscando desde el día en que se lo habían quitado. Su nombre fue Andrés Rúa Nahuelquir. Andrés ocupa uno de los lotes cercanos al de su padre Ñancuche, donde en 1908 tiene un hijo con Rosa Sara Saavedra, a quien llaman Doroteo Rua Nahuelquir. Su madre Rosa provenía de Azul y también había sido separada de su familia cuando fue cautivada. En la Colonia, Doroteo conoce a Herminia Real, una de las hijas de Paula Nahueltripay.
LA COMUNIDAD
Herminia había participado, desde su nacimiento en 1928, del camaruco de los Nahueltripay que se realizaba en el paraje de Costa de Ñorquinco, y uno años después lo haría en el camaruco de su padrastro Remigio Nahuelquir, quien fue cabecilla del camaruco de Ñancuche por varios años.Doroteo y Herminia tienen muchos hijos, entre los que se encuentra Rosa Rúa Nahuelquir. Aproximadamente en 1966, cuando Rosa tenía apenas 5 años, la familia abandona la Colonia en dos carros tirados por bueyes y se aloja en El Maitén. Habían perdido sus animales pagando a los abogados que defendieron a Doroteo para que pueda salir de la cárcel. Rosa trabajó después en Esquel como obrera de una fábrica textil, donde se unió con un vecino de su barrio Bellavista, Atilio Curiñanco en 1974.Miguel Ñancuche Yankaqueo y el padre de Ñancuche Nahuelquir, Fernando Nahuelquir, eran parientes muy cercanos. Miguel Yankaqueo se encuentra entre los primeros pobladores de la Colonia Cushamen. Su hijo, Miguel Mariano Yankaqueo se casa con Teresa Rayel antes de llegar a Cushamen.
La hija de ambos, Candelaria, nace en el paraje Ranquilhuao de la Colonia unos años antes de 1921 cuando es asentada en el registro civil. Miguel Mariano le da permiso a Lorenzo Curiñanco para ocupar parte de su lote cuando llega a Cushamen desde Epuyén con su esposa Juana Chauri. La familia de Lorenzo había quedado dividida, desde la época en que los perseguían los ejércitos, entre ambos lados de la Cordillera. Así fue que el hijo de Lorenzo, Julio Curiñanco, crece cerca de Candelaria con quien se casaría unos años después.
EL VALOR DE LA TIERRA
Las familias de Lorenzo Curiñanco y de Miguel Mariano fueron dejando la Colonia y dispersándose en diferentes localidades cuando el terrateniente y comerciante, Aiquel El Kahzen, alambra gran parte de las pocas tierras que compartían. Julio y Candelaria trabajaron en las estancias de la zona, hasta que se alojan en la Estación Ferroviaria de Leleque, donde don Julio trabajó para el ferrocarril. Allí nace y crece sus hijos Ester, Alfredo, Atilio Curiñanco. Candelaria, nunca había dejado de viajar a Ranquilhuao para asistir al camaruco de la Colonia. Atilio y Alfredo solían cazar liebres en el predio Santa Rosa, ocupaban el lugar con sus padres que dejaban allí sus yeguarizos compartiendo el lugar con las familias Rayel y los Tureo, todos “gente de Ñancuche”.
En el lugar se realizaban ceremonias y entierros, junto a, que tenian sus casas allí. Hoy quedan las alamedas y algunos frutales puestos por las familias. Los lugares ceremoniales no fueron identificados para evitar los saqueos y profanaciones que eran frecuentes. La ocupación del paraje Santa Rosa-Leleque obedecía a que se reconocía como “reserva” y por eso la ahí se refugiaron estas familias del grupo de Ñancuche.
APOYO
Porque recuperamos la historia y la memoria como Pueblo, hacemos valer este apoyo a la Comunidad Santa Rosa-Leleque formada por los descendientes de Ñancuche Nahuelquir que recuperaron Santa Rosa, parte del territorio mapuche que siempre se ocupó en forma tradicional que sólo fue ser interrumpida por la violencia, corridas de alambres, alteración de los límites con engaños con el apoyo cómplice de los gobiernos nacional y provincia.Por eso, hoy regresamos como Pueblo a recuperar lo que nos pertenece y exigimos al gobierno el respeto de las propias normas constitucionales que nos dan la razón y que reconozca a la Comunidad su ocupación comunitaria y tradicional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario