5 feb 2014

Investigadores del Coriolis II preocupados por la contaminación costera

EN LA PRIMERA ETAPA DIVISARON UNA IMPORTANTE CANTIDAD DE TANGONEROS EN ACTIVIDAD 

El buque oceanográfico Coriolis II partirá hoy desde el puerto de Comodoro para iniciar su segunda etapa de investigación en la zona del golfo San Jorge. Para conocer los resultados finales de este relevamiento se deberá esperar al menos dos años, pero a primera vista los investigadores se mostraron preocupados por la importante contaminación costera y la presencia de tangoneros.

Para evaluar el  impacto del adelgazamiento de la capa de ozono, la contaminación costera por arrojar basura o por hidrocarburos, y la sobrepesca, es imprescindible conocer el estado general del ecosistema. Solo un estudio comparativo de aquí a 10 años permitirá determinar el grado de afectación de una de las principales preocupaciones de científicos y ecologistas.
Por lo pronto se anticipa que “se cree que el cambio climático, la disminución de la capa de ozono y el calentamiento global podrían tener efectos sobre las comunidades microbianas, afectando las cadenas tróficas que en el mar son productores primarios”, indicó Leandro Jones, investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco sede Trelew-Conicet que participó de la primera etapa del relevamiento, tras destacar la importancia de la obtención de las muestras que darán cuenta del estado de situación.
Los equipos interdisciplinarios del Coriolis II son los primeros en relevar en forma sistemática la zona del golfo San Jorge con tecnología de punta, gracias a un convenio de cooperación firmado por Argentina y Canadá, que integra a las universidades y las instituciones de promoción científica dependientes del gobierno de la provincia y del municipio de Comodoro.

LA SOBREPESCA
Durante el primer trayecto del Coriolis II, los científicos realizaron un relevamiento de mamíferos y aves y en ese marco identificaron, después de la milla 200 en aguas internacionales, “algo que asumíamos que existía pero que no habíamos visto con nuestros ojos que es la gran flota de calamar que están pescando, que si bien se lo hace en aguas internacionales, todo lo que se produce en ese área es lo que después repercute sobre la vida en la plataforma. De alguna manera vimos además que hay una gran diversidad”.
Así se expresó Mirtha Lewis, directora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas que participó de procesos de investigación de cooperación internacional en la Antártida. 
Por su parte José Luis Estevez, jefe de campaña por Argentina, plantea que la depredación caracteriza el vínculo con el mar. “Cada vez tenemos barcos más sofisticados para pescar más. Somos un país recolector y tenemos que cambiar la ecuación para que no destruyan el ambiente, ésta es la clave”. 
El investigador recordó que navegando en la zona del talud continental desde Buenos Aires se contó más basura que aves y animales mamíferos, algo que cuantificó Fundación Patagonia Natural en 2007, después de 12 años de haber hecho el primer estudio que dio cuenta de que la cantidad de basura frente a las ciudades es enorme. “Yo pude demostrar que la cantidad de basura abajo del mar es muchísimo mayor”, dijo el científico.
En este marco indicó que “si no somos capaces de hacer una gestión en la tierra, nada cambiará; estamos destruyendo el mar. Tenemos que hacer una buena gestión en la tierra y seguramente la gestión en el mar será mucho más fácil. Hoy por hoy eso no es posible”.

EXPLOTACION HIDROCABURIFERA
Además, se espera que la información obtenida permita conocer el estado de situación del golfo San Jorge, después de más de 100 años de explotación petrolera. En este sentido Gustavo Ferreira, jefe de campaña de Canadá, indicó que identificar la circulación del golfo permitiría establecer hacia dónde podría dispararse una mancha de petróleo en caso de producirse un accidente. 
En la zona costera del golfo se tomarán muestras de agua y sedimento para realizar análisis biológicos y químicos con el fin de determinar la presencia de hidrocarburos y metales.
Esta campaña de investigación tiene su origen en el municipio de Comodoro en 2008 y requirió una inversión conjunta de un millón setecientos mil dólares. Los estudios son desarrollados por investigadores de  oceanografía, física, química, biología y geología que trabajarán intensamente en el proceso de la información durante dos años, para luego difundir los resultados.


Un mes de trabajo
El buque oceanográfico Coriolis II -que en los próximos días podría recibir la visita de la presidente de la Nación, Cristina Kirchner- pertenece a la Universidad de Québec, institución que promueve este proyecto de investigación científica junto al Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el Gobierno de la Provincia del Chubut.
El barco tiene una eslora total de 49,95 metros y pesa unas 836 toneladas. Para su propulsión utiliza cuatro motores Deutz diesel de seis cilindros, con dos hélices de paso variables de 750 revoluciones por minuto, lo que le permite alcanzar una velocidad de 15,75 nudos. La em


barcación puede albergar hasta 14 científicos a bordo.
El Coriolis II dejará el puerto de Comodoro hoy y hasta su partida final a Canadá, los primeros días de marzo, regresará a la terminal portuaria dos veces -el 10 y el 15 de febrero- para hacer recambio de los equipos de investigadores.

Agujero Azul, primer punto de la campaña
Gustavo Ferreira, jefe de campaña de Canadá
La primera incursión del Coriolis II tuvo lugar en la zona del Agujero Azul en el talud continental, que tiene 2.000 metros de profundidad y es un gran misterio para los científicos. El mismo está ubicado a 300 kilómetros al este del golfo San Jorge en una zona de alta producción. 
“Tiene una alta productividad desde el punto de vista pesquero y es desde el punto de vista científico que no se sabe nada de esta zona. Por eso para nosotros es como ir a Marte. En general sabemos mucho de la tierra pero del mar muy poco”, ejemplificó uno de los investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco sede Trelew-Conicet que se embarcó, Leandro Jones. 
Por ejemplo se desconoce aún el origen del potencial de esta zona, estimándose que puede ser fruto del choque de corrientes, además de la subida de proteínas desde el fondo. Se destaca por encontrarse en la ruta migratoria del calamar argentino. Es área de alimentación de aves y mamíferos marinos. Esta es una de las zonas estratégicas definidas por el gobierno nacional. La segunda zona estratégica es el golfo San Jorge, la tercera el  Banco Namuncurá-Burdwood, al este de la Isla de los Estados. Se trata de una meseta sumergida de unos 18.000 km2. 
Las pesquerías que operan en esta zona (pesca de arrastre demersal y arrastre pelágico y palangre) tienen como principales objetivos a la merluza negra, a la polaca y a la merluza de cola.
Si bien se desconoce el estado de conservación de los fondos submarinos y sus comunidades bentónicas,  se estima que la pesca de arrastre de fondo impactaría negativamente sobre especies. 
La cuarta sería en las Islas Georgias y Sandwich del Sur, últimos sectores donde operan otros grupos de investigación en la actualidad.
El Coriolis II realizará relevamientos en estaciones ubicadas en  diferentes lugares del golfo San Jorge. Las actividades del buque finalizarán el 3 de marzo y el cierre contempla el desarrollo de una actividad pública abierta a la comunidad.

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